Walter Bustos recibió una condena por abuso sexual de 1 y 8 meses, pero quedó libre

El tribunal lo encontró culpable de uno de los abusos denunciados y en otra de las denuncias lo absolvió bajo el beneficio de la duda.

Por el otro caso fue absuelto por el beneficio de la duda. Conocido este veredicto, el sacerdote deberá responder por otra causa, del mismo tenor, que lo tiene también entre las cuerdas y por lo que está preso.

El juez Víctor Muñoz Carpino de la Sala I de la Cámara Penal condenó este martes al sacerdote Walter Bustos a la pena de 1 año y 8 meses de prisión condicional por el abuso sexual de uno de los menores, sobrinos del cura. En el otro caso, por el que era juzgado, fue declarado inocente por el beneficio de la duda.

A pesar de esto, el exsacerdote continuará preso, debido a que ahora deberá enfrentar otro proceso del mismo tenor.

La fiscal Marcela Torres había solicitado 9 años, mientras que la defensa de Bustos, encarada por la abogada Sandra Leveque, apuntaba a que se declare la nulidad del proceso atendiendo a que en la Cámara Gesell practicada a uno de los menores no se permitió la participación de la perito de parte propuesta por la defensa. O que, subsidiariamente, absuelva a Bustos por el beneficio de la duda.

Bustos había sido denunciado el 28 de agosto de 2017. Fue procesado y pasó 1 año y 5 meses preso en el Penal de Chimbas, por graves abusos contra tres hermanos. Pero luego un tribunal lo dejó en libertad, al modificar los ilícitos que le imputaban, sobreseyéndolo de los supuestos ataques al mayor, quitándole agravantes y dejando en pie solo las sospechas contra los dos hermanos más chicos.

Para Fiscalía, durante el debate quedó acreditado que el religioso cometió abusos contra esos dos hermanos, sobrinos suyos.

La acusación indica que al menor de ellos lo abusó por primera vez cuando el niño tenía 11 años, aunque no se descartan otros ataques con anterioridad. Fue en enero de 2015, en San Luis, donde la familia había ido a un cumpleaños de 15. Ambos compartieron habitación y esa situación fue aprovechada por el cura, quien presuntamente le apoyó el miembro en una pierna del menor, mientras con las manos le tocaba el pecho y los glúteos y mientras le decía que, si quería, «lo podían hacer», en referencia a tener relaciones sexuales. Esa vez el menor se lo sacó de encima, a lo que el sacerdote le pidió que no le dijera nada a nadie, consta en el expediente.

Luego hubo otro episodio similar, en el que Bustos, además de volver a tocarlo y apoyarle sus genitales, intentó bajarle el short y lo besó cerca de los labios y en el cuello, mientras le pedía «lo hagamos».

Otro acto abusivo, ya cuando el menor tenía 13 años, fue en Valle Fértil, en la casa parroquial donde vivía Bustos. El niño fue con su familia a festejar Año Nuevo (2017), y mientras dormía, el sacerdote lo abrazó con fuerza, le afirmó su pene en las piernas y le tocaba las tetillas y glúteos, otra vez ofreciéndole «hacer el amor». Un mes después, en febrero de 2017 y en la misma casa parroquial, su tío lo despertó, se bajó los pantalones y le pidió que lo tocara, consta en la denuncia.

El hermano de ese niño, cuatro años mayor, contó que cuando tenía 17 años (febrero de 2015 o 2016) y estaba en la casa de sus abuelos, Bustos fue a su cama, se sentó al lado y empezó a acariciarle el pecho y las tetillas. Al despertarse, el cura le dijo «no me des bola, dejate llevar…., y lo besó», dice el expediente. El chico en ese momento se lo sacó de encima y se fue al baño, pero cuando volvió, Bustos repitió los tocamientos.

Otro hecho relatado por ese menor fue a mediados de 2018, cuando en esa misma casa su tío, esta vez en estado de ebriedad, se acostó en un colchón y, a la vista de su sobrino, se masturbó. En tanto que en otra oportunidad, según la denuncia, afirmó su pene en la rodilla del joven.

Fuente: Diario de Cuyo

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