Cada 20 de noviembre desde 2010, Argentina conmemora el Día de la Soberanía Nacional

El rol de la escuela, tal como la pensaron quienes construyeron el país desde la Revolución de Mayo, fue la de formar ciudadanos. ¿Qué significa esto?

Desde los primeros años de la escolarización, alumnos y alumnas a lo largo y ancho del país van formando un sentido de pertenencia hacia la tierra que habitan; y con tierra no nos referimos únicamente al territorio soberano argentino, sino también a cuestiones más amplias: el espacio natural con su flora y fauna autóctonas o los países limítrofes con quienes compartimos historia y cultura… y también algunos pesares.

En este sentido, las fechas patrias van tomando nuevos sentidos a lo largo de los años ya que la evolución de la sociedad así lo precisa y el avance de la ciencia histórica así lo permite. Hoy en día, un hecho del pasado no se recuerda únicamente en clave patriótica por las hazañas de los “grandes hombres”, sino también por cuestiones que deben relacionarse con la actualidad que atraviesa nuestro país y la región: la lucha por los recursos naturales, la reivindicación de grupos minoritarios, la xenofobia, las alianzas internacionales, etc. Recordar la importancia de nuestros derechos soberanos como Estado nos permite traer las problemáticas del pasado al presente: de la caza de los lobos marinos o la extinción del guará o “zorro malvinero” en el siglo XIX, a la exploración y explotación de combustibles fósiles en el siglo XXI.

A continuación de este párrafo, dos alumnas de las cuales soy profesor se han encargado de plasmar una visión actual sobre esta celebración que acontece cada 20 de noviembre. Su mirada puede ser, o no, la de muchos otros jóvenes, pero nos dice algo: la importancia de la escuela como formadora de valores y de comunidad; espacio de aprendizaje, descubrimiento y discusión constante al calor de los intereses de las nuevas generaciones.

¿Por qué debemos recordar el día de la soberanía?
Es en honor a la valentía de quienes defendieron el territorio ante la invasión anglo-francesa de 1845. Este día recuerda la histórica “Batalla de la Vuelta de Obligado”, donde las fuerzas argentinas, liderada por el general Lucio Mansilla -cuñado del gobernador de la provincia de Buenos Aires, Juan Manuel de Rosas- resistieron y defendieron valientemente nuestros derechos soberanos. Esta invasión se debió a que ambas potencias buscaban “liberar” el comercio del río Paraná, pretendiendo imponer su control violando las leyes argentinas.

Vuelta de Obligado nos recuerda que, al igual que la usurpación británica de las Islas Malvinas en 1833, cuidar lo nuestro no sólo es un acto de valentía, sino una obligación que debemos reconocer siempre como argentinos. ¿Podemos permitirnos olvidar los sacrificios hechos por miles de hombres y mujeres, libres y esclavos, indios y criollos anónimos?

La gobernación argentina de las Islas Malvinas y la usurpación británica
A partir del 2 enero de 1833 las Islas Malvinas, en ese momento habitadas mayormente por argentinos y gobernadas por Luis Vernet, fueron invadidas y usurpadas por el ejército británico al mando del capitán John James Onslow. Inglaterra buscaba ser propietaria de estas, ya que brindaban una base clave y sumamente estratégica para mantener su dominio sobre las rutas marítimas. Por otra parte, el archipiélago también era abundante en recursos naturales como el lobo marino de un pelo y las ballenas. Ser dueños de estas islas les permitiría utilizar las pieles y la grasa de estas especies sin restricción, para luego producir cuero y aceite que luego distribuirían al exterior.

Aunque las fuerzas argentinas lucharon por el territorio con el fin de defender sus derechos, los ingleses triunfaron con su usurpación, desalojando y enviando a una gran parte de la población nuevamente hacia el continente.

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