Un análisis de las consecuencias negativas de los artefactos pirotécnicos sonoros, que afectan desde recién nacidos hasta el ecosistema, justificando las prohibiciones municipales como la adoptada en Rivadavia
La decisión de municipios como Rivadavia de prohibir el uso de pirotecnia sonora se fundamenta en un amplio espectro de impactos negativos que afectan directamente a la población y al entorno. La evidencia recopilada subraya que el ruido y la contaminación generados por estos elementos no son inofensivos, sino que representan un riesgo significativo para varios sectores de la comunidad:
- Ruidos Molestos y Contaminación Sonora: El estruendo excede los niveles saludables, generando estrés auditivo generalizado.
- Bebés y Niños Pequeños: Son extremadamente sensibles a los ruidos repentinos, lo que puede causar sobresaltos, llanto inconsolable y alteraciones en el sueño.
- Personas Mayores: Los sonidos fuertes pueden desencadenar problemas cardiovasculares o aumentar la ansiedad en adultos mayores.
- Personas con TEA (Trastorno del Espectro Autista): El ruido intenso es un desencadenante común de crisis sensoriales severas.
- Mascotas: Perros y gatos experimentan pánico extremo, lo que resulta en fugas, accidentes y estrés postraumático.
- Medio Ambiente: Se genera contaminación por residuos y, en casos extremos, riesgo de incendios forestales o estructurales.
Este panorama justifica la promoción de celebraciones responsables y sin pirotecnia.


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