¿Qué es el butirómetro? El elemento para medir la grasa de la leche que eliminó el gobierno de Javier Milei
La derogación del uso del butirómetro por parte del gobierno de Javier Milei busca adaptar las regulaciones a los avances tecnológicos y a las nuevas demandas del mercado. Este instrumento tradicional, que ha sido fundamental en la industria láctea, ya no será obligatorio para medir la grasa de la leche en Argentina.
En una reciente decisión del gobierno de Javier Milei, se eliminó la obligatoriedad del uso del butirómetro, un instrumento que ha sido clave en la industria láctea para medir la cantidad de grasa presente en la leche. Esta medida forma parte de un paquete de reformas que busca modernizar las normativas del sector alimenticio, adaptándolas a los avances tecnológicos y las exigencias actuales del mercado.
El butirómetro, inventado a finales del siglo XIX, ha sido durante décadas el método estándar para determinar el contenido graso de la leche. Sin embargo, con el paso del tiempo, nuevas tecnologías más precisas y rápidas han surgido, lo que ha llevado al gobierno a reconsiderar su uso obligatorio.
Según las autoridades, esta derogación permitirá a las industrias lácteas optar por métodos más modernos y eficientes para garantizar la calidad del producto. Al mismo tiempo, se espera que la medida contribuya a una mayor competitividad en el sector, reduciendo costos operativos y fomentando la innovación.
Por otro lado, algunos críticos han expresado su preocupación por la eliminación de una herramienta tan tradicional y ampliamente aceptada. Consideran que, si bien es cierto que existen alternativas más avanzadas, el butirómetro sigue siendo un método confiable y accesible, especialmente para pequeños productores que no cuentan con los recursos para adquirir tecnologías más modernas.
La industria láctea argentina, que es una de las más importantes de la región, se encuentra en un proceso de transformación. La decisión de prescindir del butirómetro es vista como un paso hacia adelante en esta evolución, aunque no exento de controversias. Resta ver cómo se adaptarán los distintos actores del sector a esta nueva normativa y cuáles serán los impactos a largo plazo en la producción y calidad de la leche en el país.
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