Pepe Mujica revela la gravedad de su estado de salud y se despide de sus compatriotas
El expresidente uruguayo confesó que el cáncer de esófago que padece se ha extendido al hígado, limitando las opciones de tratamiento. Desde su chacra en Rincón del Cerro, se despide con palabras cargadas de gratitud y reflexión sobre la democracia.
José «Pepe» Mujica, expresidente de Uruguay, anunció en una entrevista con el medio local Búsqueda que su estado de salud se ha deteriorado significativamente debido al avance del cáncer de esófago que le fue diagnosticado en abril del año pasado. «El cáncer en el esófago me está colonizando el hígado. No lo paro con nada. ¿Por qué? Porque soy un anciano y porque tengo dos enfermedades crónicas», expresó con serenidad.
Mujica afirmó que no puede someterse a tratamientos invasivos ni a cirugías debido a la fragilidad de su cuerpo: «No me cabe ni un tratamiento bioquímico ni la cirugía porque mi cuerpo no lo aguanta». Ante esta realidad, pidió tranquilidad y expresó su deseo de retirarse de la vida pública: «Lo que pido es que me dejen tranquilo. Que no me pidan más entrevistas ni nada más. Ya terminó mi ciclo. Sinceramente, me estoy muriendo. Y el guerrero tiene derecho a su descanso».
Desde su hogar en Rincón del Cerro, donde vive junto a su esposa, Lucía Topolansky, Mujica dejó claro su voluntad de permanecer en su chacra hasta el final: «Yo me voy a morir acá. Ahí afuera hay una sequoia grandota. Está Manuela (su perra) enterrada ahí. Estoy haciendo los papeles para que ahí también me entierren a mí. Y ya está».
Sobre el futuro del Movimiento de Participación Popular (MPP), Mujica expresó orgullo por los logros de su espacio político y tranquilidad respecto al futuro gobierno de Yamandú Orsi, quien asumirá el 1° de marzo. «Me siento orgulloso, me voy tranquilo y agradecido», afirmó, aunque rechazó cualquier especulación sobre su participación activa en el próximo gobierno: «No tengo ni idea, no pienso saber para nada ni quiero ver nada porque lo peor que hay es armar un gobierno».
En su despedida, Mujica reflexionó sobre la democracia y el respeto a las diferencias: «Es fácil tener respeto para los que piensan parecido a uno, pero hay que aprender que el fundamento de la democracia es el respeto a los que piensan distinto». Concluyó enviando un abrazo a sus compatriotas y simpatizantes, destacando que «no hay nada como la democracia», una convicción que abrazó tras un pasado marcado por la lucha revolucionaria.

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