Los tres números que analiza el Gobierno para decidir si reduce el ritmo de devaluación al 1% mensual

El Gobierno evalúa indicadores clave como la inflación mayorista de octubre, el gasto público y el saldo del frente externo para definir el curso de la política cambiaria. El IPC de noviembre será crucial para proyectar el cierre inflacionario del año.
El Gobierno se encuentra en pleno análisis de tres datos fundamentales para decidir si ajusta el ritmo de devaluación mensual al 1%. En primer lugar, la inflación mayorista de octubre, que se ubicó en un 1,2%, marcó un descenso significativo en comparación con meses anteriores. Esto genera expectativas sobre el impacto en el Índice de Precios al Consumidor (IPC), cuyo dato de noviembre podría ser determinante para estimar el cierre inflacionario del año.

En segundo lugar, se observa una desaceleración en el ajuste del gasto público, lo que refleja un intento de moderar el impacto social de las políticas fiscales en un contexto de estancamiento económico. Sin embargo, esta estrategia podría limitar los márgenes de maniobra para estabilizar las cuentas públicas.

El tercer punto de atención es el saldo del frente externo, que habría mostrado un resultado positivo menor al esperado en los últimos meses, según estimaciones del mercado. Esto plantea interrogantes sobre la capacidad de acumular reservas suficientes para sostener la estabilidad cambiaria sin recurrir a ajustes más bruscos en el tipo de cambio.

Mientras el Ejecutivo monitorea estos indicadores, los analistas advierten que cualquier decisión sobre el ritmo de devaluación debe balancear la necesidad de contener la inflación y evitar presiones sobre el dólar, en un escenario donde las expectativas del mercado juegan un rol central. El IPC de noviembre será una de las claves para determinar si la política actual logra los objetivos previstos o si serán necesarios nuevos ajustes en 2024.

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