La Santa Sede se prepara para el inicio del cónclave tras la muerte de Francisco

A pocos días de la elección del nuevo Papa, los 133 cardenales de todo el mundo ya están en Roma, listos para participar en el proceso que definirá el futuro de la Iglesia Católica tras el fallecimiento del pontífice actual.

La Iglesia Católica se encuentra en la recta final de un proceso histórico: el cónclave para elegir al próximo Papa, tras la reciente muerte de Francisco. En los próximos días, 133 cardenales de diferentes países llegarán a la Santa Sede y comenzarán los procedimientos establecidos para la elección del nuevo jerarca espiritual.

El ambiente en Roma es de expectativa y preparación, con las distintas congregaciones y comités listos para facilitar el encuentro de los purpurados en la sede papal. La comunidad católica mundial permanece atenta a cada paso, mientras se define quién será el líder que guiará a la Iglesia en los próximos años.

El cónclave que eligirá al sucesor de Francisco, fallecido el 21 de abril, empezará el próximo miércoles por la tarde con el encierro en la Sixtina de 133 cardenales llegados de todo el mundo. Si bien los electores son 135, dos renunciaron por motivos de salud.

Por eso, los preparativos se llevan a cabo sin pausa implicando a más de 40 profesiones, entre carpinteros, herreros, decoradores, personal de limpieza, así administrativos, contables y otros 20 obreros extra reclutados de empresas externas.

Aislamiento

En ambos edificios, según Screpanti, crearon compartimentos que «garantizarán» el aislamiento de los votantes en el cónclave con tabiques, puertas provisionales y el cierre provisional de ventanas.

«El día antes del cónclave nuestro personal ayudará a imponer casi 80 cierres de plomo en todos los accesos del perímetro del cónclave», asegura el ingeniero.

Lo mismo ocurrirá en la Capilla Sixtina, donde los purpurados pasarán el día debatiendo y que ya cuenta en su tejado con la chimenea por la que comunicarán el mundo el resultado de las votaciones, quemando sus votos. El humo blanco significará que hay nuevo papa; el negro, que habrá que seguir esperando al acuerdo.

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