La sobreprotección constante que caracterizó a los «padres helicóptero» está dando paso a un estilo más autónomo entre los jóvenes de la Generación Z, impulsado por los avances tecnológicos y los cambios culturales.
El fenómeno de los «padres helicóptero» marcó una época en la que la crianza se definió por una sobreprotección y supervisión constante sobre los hijos. Este estilo implicaba una intervención directa en la educación, actividades y decisiones de los niños, con el objetivo de asegurar su éxito y bienestar.
Sin embargo, los cambios culturales y la irrupción de la tecnología han transformado significativamente este paradigma, especialmente entre los miembros de la Generación Z. A diferencia de generaciones anteriores, los jóvenes actuales disfrutan de una mayor libertad en sus rutinas diarias, fomentada por el acceso a información, herramientas digitales y una creciente valoración de la autonomía personal.
Expertos señalan que esta transición responde también al desgaste del modelo tradicional, que en muchos casos generó ansiedad y dependencia en los hijos. Hoy, los padres parecen haber adoptado un enfoque más equilibrado, priorizando el acompañamiento en lugar del control total.
Este cambio plantea nuevos retos para la crianza, como equilibrar la confianza en los hijos con la orientación necesaria en un mundo marcado por la hiperconectividad y los riesgos asociados. Al mismo tiempo, se abre un debate sobre cómo esta nueva dinámica impactará en la formación de valores y habilidades para enfrentar los desafíos del futuro.

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