Mientras miles de argentinos pasan hambre, el ministro Pablo de la Torre dejó que cientos de millas de kilos de leche en polvo y otros insumos se echaran a perder en galpones. Ahora, el Ejército deberá repartir lo que queda antes de que se venza.
En un acto de negligencia e ineptitud inadmisible, el Gobierno Nacional ha demostrado una vez más su desconexión con la cruda realidad que viven millones de argentinos. Según admitió la ministra Sandra Pettovello, enormes cantidades de alimentos esenciales, como 300 mil kilos de leche en polvo, han estado almacenadas en depósitos sin ser repartidos, a pesar de la grave crisis alimentaria que azota el país.
La responsabilidad recae directamente sobre el ahora cesanteado secretario de Niñez y Familia, Pablo de la Torre, a quien se acusa de un «mal desempeño» en sus funciones al no realizar los controles necesarios para evitar que los insumos se echaran a perder.
Es indignante que, mientras innumerables comedores y merenderos luchan por conseguir alimentos para los más necesitados, el Gobierno haya permitido desperdicio semejante y despilfarro. Ahora, en un intento desesperado por remediar el desastre, se ha dado la orden al Ejército Argentino de repartir lo que queda de la mercadería antes de que venza por completo.
Esta situación es inaceptable y refleja la incompetencia y la falta de sensibilidad del Gobierno ante una de las crisis más apremiantes que enfrenta nuestra nación. ¿Cómo es posible que se haya llegado a este punto? ¿Acaso no hay controles ni protocolos para evitar semejante descalabro? Los argentinos merecemos respuestas y, sobre todo, concretas para garantizar que episodios tan lamentables no vuelvan a repetirse.
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