Grave conflicto en colegio de Mendoza: más de 150 alumnos sancionados por destrozos tras prohibición de festejos

El hecho ocurrió en el Colegio Santa María. La institución prohibió las celebraciones de fin de ciclo y los alumnos reaccionaron con vandalismo. Padres protestaron en la puerta.


Este pasado miércoles se vivió un tenso episodio en el Colegio Santa María, ubicado en Mendoza, luego de que más de 150 alumnos del último año fueran sancionados por protagonizar actos de vandalismo dentro del establecimiento.

Según trascendió, la dirección del colegio decidió no autorizar los tradicionales festejos de fin de curso dentro de la institución. La medida generó enojo entre los estudiantes, quienes respondieron con serios destrozos en una de las aulas y los pasillos.

En reacción a las sanciones impuestas, un grupo de padres se presentó en la puerta del colegio para reclamar y pedir una revisión de las medidas disciplinarias. Aseguran que los jóvenes merecen celebrar el cierre de una etapa y cuestionan la severidad de la decisión institucional.

Por su parte, desde la institución no se emitió un comunicado oficial, aunque se mantiene firme la sanción a los alumnos involucrados.

El caso generó debate en redes sociales y la comunidad educativa: ¿fue un exceso de autoridad o una respuesta desmedida por parte de los alumnos?

El pasado jueves 27 de noviembre, un grupo de alumnos del último año del Colegio Universitario Santa María —dependiente de Universidad Champagnatgeneró destrozos importantes en aulas, pasillos y espacios comunes de la institución. Entre los daños se registraron mobiliario roto, pizarrones pintados, cables arrancados, tiradas de hojas y hasta un parlante arrojado por una ventana.

Según la resolución del consejo escolar (resolución 065‑REC‑2025), los estudiantes cometieron “faltas muy graves” —daños materiales, desobediencia, insultos al personal docente y sobrepaso del reglamento institucional—.

Como sanción, más de 150 estudiantes recibieron 20 amonestaciones cada uno, quedaron en condición de “alumnos libres” (es decir que deberán rendir todas las materias en febrero) y fueron obligados a cumplir un plan de “reparación y recapacitación escolar”, que incluye limpieza, reparación de daños, trabajos comunitarios y actividades pedagógicas entre el 12 y 18 de diciembre. Si cumplen con ese plan, las amonestaciones pueden reducirse a 14.

El episodio provocó una fuerte reacción dentro de la comunidad educativa: este miércoles, varios padres se concentraron en la puerta de la institución para exigir que las sanciones se revisen. Denuncian que la medida fue excesiva e indiscriminada, ya que “muchos chicos no participaron directamente de los desmanes”, sino que estaban presentes sin intervenir.

“No fue justo castigar a todos igual —dijo una madre en el reclamo—. Hubo chicos que solo tiraron papeles, pero recibieron la misma sanción que los que rompieron bancos y destruyeron mobiliario.”
Otro padre agregó: “La institución no nos dio espacio para hablar caso por caso. Queremos que distingan quién lo hizo realmente y quién no participó.”

Desde la institución, a través de un comunicado, justificaron la sanción: argumentaron que el régimen escolar busca reforzar “normas éticas y morales” y que la medida tiene carácter ejemplar, para evitar que episodios similares se repitan. Aclaran que, además del castigo, habrá instancias pedagógicas de reflexión y reparación.

El conflicto aún está abierto: los padres esperan una reunión con las autoridades para evaluar individualmente cada caso, y muchos alumnos atraviesan la incertidumbre sobre cómo continuará su ciclo lectivo o su ingreso a la universidad.

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