El Gobierno ha decidido aplazar los aumentos previstos en las tarifas de luz y gas, inicialmente programados para julio, los cuales estaban indexados a la evolución de los precios. Esta medida busca mitigar un impacto adicional del 2% al 3% en hogares, comercios e industrias.
En un esfuerzo por contener la inflación, el Gobierno argentino ha tomado dos decisiones significativas relacionadas con la política de tarifas y combustibles. Por un lado, ha pospuesto los aumentos en las tarifas de luz y gas que estaban programados para julio, los cuales estaban vinculados a un índice ajustado por la evolución de los precios. Estas subidas planeadas representaban un incremento adicional estimado entre el 2% y el 3% para los usuarios residenciales, comerciales e industriales.
Al mismo tiempo, el ministro de Economía, Luis Caputo, ha decidido proceder con un aumento del 1% en los impuestos a los combustibles, que entrará en vigencia el 1° de julio. Esta medida sigue una estrategia de actualizaciones parciales de impuestos, en contraste con un ajuste completo que habría reflejado todo el traslado de la inflación del primer trimestre, lo cual habría implicado un incremento del 12% en el precio de la nafta y el gasoil.
La decisión de postergar los aumentos en las tarifas de gas y luz busca moderar el impacto en la inflación, especialmente después de que los incrementos en los precios del gas el mes pasado y el inicio de la reducción de subsidios a los sectores medios y bajos contribuyeron a un aumento en el Índice de Precios al Consumidor (IPC).
Esta medida forma parte de los esfuerzos continuos del Gobierno para gestionar la economía y mantener bajo control la inflación, un desafío persistente en el contexto económico actual del país.
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