Por qué los jóvenes argentinos se fanatizan con esta infusión y qué ingredientes autóctonos del país aparecen en sus recetas.
Este domingo 21 de mayo es el Día Internacional del Té, una jornada promovida desde el año 2019 por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). ¿El objetivo? Según el organismo, “celebrar el patrimonio cultural, los beneficios para la salud y la importancia económica” de esta bebida, que es “la más consumida del mundo, después del agua, y que ha estado con nosotros durante mucho tiempo”.
“El té es una bebida que proviene de la planta Camellia sinensis, se cree que se empezó a cultivar en el noreste de la India, el norte de Myanmar y el suroeste de China, pero se desconoce el lugar exacto donde creció por primera vez. En China, hay constancia de su consumo desde hace al menos 5000 años”, describieron desde la FAO. Y agregaron que el consumo de té “puede aportar beneficios para la salud y el bienestar”.
En saquitos, en hebras o, incluso, en hojas de plantas, se trata de una bebida elegida por las personas en cualquier momento del día. Para conocer en profundidad cómo se logran los sabores más exóticos de esta infusión y por qué es tan preciada para la humanidad. Infobae conversó con Inés Bertón, quien es tea blender. ¿De qué se trata? Es el minucioso arte de mezclar especias, hierbas y hasta pétalos de flores para llevarlas a una taza de té como una amalgama de aromas perfecta para el paladar.
“El té es un lenguaje, no es un producto. Antes, se tenía la idea de que el era únicamente para las molestias de la garganta o para el dolor de panza, pero lo cierto es que es una bebida con una cultura milenaria que hoy más que nunca tiene ver con la pausa y la tranquilidad; por ende, ocupa un lugar muy importante en la vida de la gente y, entre otras cosas, por eso se consume tanto”, introdujo Bertón, que aplica sus conocimientos en la casa de té Tealosophy.
Y sumó: “En países como China, Japón o India, la gente toma más té que agua. Y, particularmente en Argentina, el consumo fue creciendo, y hoy en día, es muy lindo ver a chicos de 18 años que son fanáticos de esta infusión: antes, el público era más bien adulto. Ahora, a los jóvenes les gusta experimentar y probar, por ejemplo, un té verde con manzana, flores de manzanilla y damascos o también buscan distintas variedades para saber cómo prepararlas. Otro detalle es que los hombres y las mujeres toman té en cantidades similares. Antes se decía que las mujeres tomaban más pero no es así”.
En esa sintonía, Bertón relató, a grandes rasgos, en qué consiste su labor diaria: “Mi base de formación es como perfumista, y me especialicé en cosechas de té. Me enfoco específicamente en cosechas de altura, como las que hay en Sri Lanka, en el nordeste de India, al pie del Himalaya y en Japón. Lo que hago es crear blends, y luego los llevo a las cartas de las que estoy a cargo en distintos restaurantes”.
¿Qué son los blends de té? “Son la mezcla de distintos sabores, y hay que crearlos usando perfumes y perfiles aromáticos diversos. Por ejemplo, peras de otoño, ramas de canela y una base de té negro con naranjas: eso ya es un blend. Mi favorito, que es uno de los primeros que hice, es una cosecha de té negro con pomelo, rosas y pétalos de girasol”, repasó la experta.
Una particularidad que potencia el trabajo de esta experta es que tiene olfato absoluto, es decir que goza de una sensibilidad máxima para percibir y diferenciar aromas. Bajo esta idea, “cualquier té debe tener sí o sí la base de una planta que se llama Camelia sinensis. Cuando hablamos de un té de boldo, manzanilla o carqueja, se trata de infusiones, pero el té en sí mismo necesita de la Camellia sinensis. El té negro se logra cuando las hojas fermentaron, mientras que el té verde es con hojas sin fermentar”, dijo.
Para Bertón, actualmente, en Argentina “se toma mucho earl grey tea, que es aromatizado, y el té negro puro. En general, estas son cosechas de té negro perfumadas con mandarinas o bergamota. Hace unos años, también es tendencia el té de matcha, que se usa para la clásica ceremonia japonesa de té”.
Si bien en los blends creados por Bertón priman los ingredientes de altura presentes en India, Japón y otros países, casi ninguna receta está exenta del inconfundible toque argentino. “Usamos muchos ingredientes argentinos, como por ejemplo arándanos, rosa mosqueta de la Patagonia, cedrón y menta de Córdoba y flores de manzanilla de un pueblo bonaerense que queda cerca de Pehuajó”, reveló la tea blender.
Y consideró que lo más importante “es lograr un té honesto, que se haga con ingredientes naturales y bien seleccionados. En Argentina, por más buen asador que uno sea, si la carne no es buena es imposible comer bien, y en el caso del té sucede lo mismo: hay que elegir bien los ingredientes y los perfiles de aroma. Y ahí entran las cuestiones climáticas; por eso, cuando busco insumos al pie de Himalaya, busco los vientos huracanados y la amplitud térmica para las clorofilas de la planta, que me permiten encontrar cierta calidad de té”.
“Para que el té sea bueno -cerró Bertón-, es importante partir de buenas bases y de ingredientes bien manejados. Lo mejor sería que con la base se consiga un retrogusto (sabor que persiste en la boca después de probar la infusión) con lo que uno quiere perfumar, es decir que no sea solo un jugo caliente que se toma. Además, no hay que servirlo en base de plástico y rápido; hay que tomarse un tiempo y tomarlo bien, con tranquilidad”.
FUENTE: Infobae
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