¿Desaire divino o estrategia política? El saludo ignorado de Milei que desató la polémica en el 25 de Mayo.

En el 215 aniversario de la Revolución de Mayo, Javier Milei protagonizó un controvertido episodio al ignorar a figuras clave durante su visita a la Catedral Metropolitana, generando interrogantes sobre su liderazgo y su llamado a la unidad nacional.

En el marco de la conmemoración del 215 aniversario de la Revolución de Mayo, el presidente Javier Milei asistió a la Catedral Metropolitana para saludar a las autoridades eclesiásticas y participar de los festejos patrios. Sin embargo, la visita del mandatario no estuvo exenta de polémica, luego de que se viralizara un video en el que se observa cómo Milei ignora el saludo de la vicepresidenta y presidenta del Senado, Victoria Villarruel, y del jefe de Gobierno porteño, Jorge Macri.

El incidente, ocurrido en pleno templo religioso, desató una ola de críticas y especulaciones sobre el liderazgo de Milei y su compromiso con la unidad nacional. Mientras algunos sectores de la sociedad cuestionan la actitud del presidente, calificándola de «desaire» y «falta de respeto», otros intentan minimizar el hecho, argumentando que se trató de un simple descuido o una estrategia política para marcar distancia de figuras con las que mantiene diferencias ideológicas.

Lo cierto es que el episodio no pasó desapercibido y generó un intenso debate en las redes sociales y en los medios de comunicación. Muchos usuarios se preguntan si este tipo de comportamientos son propios de un líder que busca unir a los argentinos y superar las divisiones políticas. Otros, en cambio, consideran que Milei está enviando un mensaje claro a sus seguidores y a la clase política, mostrando que no está dispuesto a ceder ante presiones ni a negociar sus principios.

Más allá de las interpretaciones, el incidente en la Catedral Metropolitana pone de manifiesto las tensiones y contradicciones que atraviesan al gobierno de Milei, que enfrenta desafíos económicos, sociales y políticos de gran magnitud. En este contexto, la actitud del presidente genera interrogantes sobre su capacidad para construir consensos y liderar un proyecto de país que convoque a todos los sectores de la sociedad.