El 1 noviembre del 2023, el Ministerio Público Fiscal reabrió la causa y Saab radicó el expediente en Caracas y ordenó 125 medidas de prueba.
Entre ellas una inspección técnica del departamento donde ocurrió todo, un levantamiento planimétrico, un cálculo de la caída libre, pidió entrevistar a testigos y familiares, una exhumación de los cuerpos, una prueba de luminol y una reconstrucción de la huella plantar. “Independientemente de que pasaron muchos años, hay rastros que se pueden obtener”, afirmó el fiscal.
“Tomé la decisión de reabrir la causa como yo investigo las cosas, a mi manera, y dije ‘vamos a empezar de cero’. Designé a una fiscal y tenemos un gran equipo con el cual venimos trabajando, como una dirección de apoyo con psiquiatras, psicólogos, forenses. No me voy a apoyar con ningún órgano auxiliar”, aseguró Saab a TN. La desconfianza del funcionario tiene que ver con una serie de irregularidades que hicieron que la investigación se dé por concluida en un principio.
“Cuando fuimos a buscar el expediente, lo tenían tirado en un cajón, olvidado, y no había sido digitalizado. Por suerte pude examinarlo a fondo y encontré un dato clave: en una de las fotos forenses vi que Canserbero tenía puñaladas en su cuerpo, algo que no fue incluido por la patóloga en su informe final”, explicó. Otro de los datos fundamentales fue la huella plantar que estaba entre los documentos: “Decía que era de Canserbero, pero la medida era de 37.5, cuando él calzaba 42″.
Con todas las pruebas sobre la mesa, el fiscal mandó a detener a los Améstica y los imputó por “obstrucción a la Justicia”. Una vez en la cárcel, Saab puso contra las cuerdas a los acusados, hasta que finalmente confesaron. “La fase decisiva fueron los días de los interrogatorios que hice personalmente en presencia de fiscales y la defensa pública. Me trasladé al lugar de reclusión y les mostré todas las pruebas que había recolectado. Les dije que me estaban ocultando la verdad y le enumeré las razones por las que desconfiaba de ellos. Con eso, les dije que tenían la oportunidad de cooperar con la justicia. Y así fue”, contó.
La madrugada del 20 de diciembre, Natalia y Guillermo Améstica confesaron todo. En sus declaraciones, Natalia admitió haber asesinado a puñaladas a Canserbero y a Molnar por un rencor hacia el rapero luego de que ambos tuvieran conflictos en torno a sus giras por Chile y Argentina, las cuales ella dijo que había organizado.
“Cuando fuimos a buscar el expediente, lo tenían tirado en un cajón, olvidado, y no había sido digitalizado. Por suerte pude examinarlo a fondo y encontré un dato clave: en una de las fotos forenses vi que Canserbero tenía puñaladas en su cuerpo, algo que no fue incluido por la patóloga en su informe final”, explicó. Otro de los datos fundamentales fue la huella plantar que estaba entre los documentos: “Decía que era de Canserbero, pero la medida era de 37.5, cuando él calzaba 42″.
Con todas las pruebas sobre la mesa, el fiscal mandó a detener a los Améstica y los imputó por “obstrucción a la Justicia”. Una vez en la cárcel, Saab puso contra las cuerdas a los acusados, hasta que finalmente confesaron. “La fase decisiva fueron los días de los interrogatorios que hice personalmente en presencia de fiscales y la defensa pública. Me trasladé al lugar de reclusión y les mostré todas las pruebas que había recolectado. Les dije que me estaban ocultando la verdad y le enumeré las razones por las que desconfiaba de ellos. Con eso, les dije que tenían la oportunidad de cooperar con la justicia. Y así fue”, contó.
La madrugada del 20 de diciembre, Natalia y Guillermo Améstica confesaron todo. En sus declaraciones, Natalia admitió haber asesinado a puñaladas a Canserbero y a Molnar por un rencor hacia el rapero luego de que ambos tuvieran conflictos en torno a sus giras por Chile y Argentina, las cuales ella dijo que había organizado.

Natalia y Guillermo Améstica, los hermanos acusados por el crimen de Canserbero. (Foto: Ministerio Público Fiscal)
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