Micaela Romano fue trabajadora rural prácticamente toda su vida. Trabajó en la cosecha de viña, durazno, pera y manzana, pero su realidad cambió al recibirse de profesora de Educación Especial y quiere ayudar a otros a que encuentren su camino.
“Los obreros rurales también nos recibimos”, fue el cartel que Micaela Romano levantó orgullosa el día que se recibió de profesora de Educación Especial en el IES de Tupungato. La joven de 28 años es oriunda de Vista Flores y en 2016 comenzó la carrera que la llevó a demostrarse a ella misma, y a otras personas en su misma situación, que sí se puede.
Actualmente ejerce su profesión con mucho entusiasmo. Es docente en dos escuelas donde trabaja con chicos integrados y los fines de semana trabaja en un restaurante en el Manzano Histórico.
Pero desde los 15 años trabajó como cosechadora de viña, durazno, pera y manzana, a lo que toda la vida se dedicaron sus padres. En este contexto, Micaela jamás imaginó que podría tener otras posibilidades lejos de la tierra, tener su profesión. Incluso porque adeudaba materias del secundario y lo veía como algo “imposible” de lograr.
“Cuando decidí inscribirme en el Profesorado de Educación Especial, no solo opté por educarme y formarme para poder enseñar, sino que además opté por cambiar mi mundo, por romper estructuras, romper círculos”, expresó la mendocina en la conclusión de su informe final de la carrera.
Y resaltó lo orgullosa que está de decir “fui y soy obrera rural” y de poder dar testimonio de lo difícil que es para los obreros realizar trabajo forzado, mal pago, en negro, en malas condiciones laborales, con malos tratos y hasta insultos.
“Nos trasladaban en una camioneta Ford con cúpula de carpa de lona, íbamos aproximadamente 20 personas, hacían 30º de calor, no podíamos ni respirar. Trabajar de esta manera era normal para mí era lo que había aprendido lo que me habían enseñado, era la única manera de progresar y de vivir día a día”, relató en uno de los apartados de su trabajo para graficar lo que día a día viven los trabajadores rurales.
Estudiar y trabajar en la cosecha
Fue una persona, que Micaela prefirió no mencionar, quien la ayudó a abrir los ojos y le presentó la posibilidad de estudiar, pero de estudiar algo que le gustaba.
“Una persona me empezó a cuestionar si trabajar en el campo era lo que quería y lo que quería para siempre, porque mis padres y hermanos siempre trabajaron en eso. Y hasta ese momento no lo había pensando de otra manera”, explicó sobre el comienzo de una nueva etapa en su vida.
Esa persona viajó hasta Tunuyán y se tomó el tiempo de recolectar información de las carreras y luego se lo entregó a Micaela. “Me pareció muy motivador e importante porque no todo el mundo hace eso”, expresó sobre el enorme gesto que esa persona tuvo con ella. Pero fue recién a partir de una mala experiencia en el trabajo que se decidió por anotarse en el terciario.
“Sabía que iba a hacer difícil pero no imposible”, rescató y así fue que comenzó el Profesorado de Educación Especial, algo que hacía tiempo resonaba en ella, la idea de trabajar con personas con discapacidad.
Los años de cursado no fueron fáciles para ella, ya que considera que sus estudios primarios y secundarios fueron superficiales, y por el poco acompañamiento de tuvo de parte de su familia. No porque no quisieran, sino porque ellos tampoco tenían estudios y su madre solo llegó a hacer tercer grado de primaria.
Nada de esto fue un impedimento para que Micaela continúe con su objetivo de ser docente. El que alcanzó en febrero de este año, luego de seis años de estudio y de mucho esfuerzo para poder costear los gastos de pasaje y de material de estudio.
Sobre el cartel que levantó el día que se recibió, y que se viralizó en las redes, comentó: “Hice el cartel porque para mi era como un grito de ‘lo logré’. Porque el trabajo en la finca o como obrero rural, dependiendo del contexto, te quita muchas posibilidades”.
Esto lo dejó muy claro Micaela en su conclusión del informe final que presentó al recibirse donde confesó que se visualiza como “una gran docente, preocupada por la integridad física y emocional de los alumnos y comprometida con cada uno de ellos. Como una docente con muchas ganas de enseñar, y sobre todo de aprender de los alumnos”.
Y aseguró que se compromete “con todo aquel obrero rural, ya sea hombre o mujer, con intenciones de progresar y acceder a una formación profesional”.
Fuente: Vía País
Los comentarios están cerrados.